Miquel Pujol, Antonio Arévalo, Reyes Jiménez. Foto: Andrés Piña

Miquel Pujol, Antonio Arévalo, Reyes Jiménez. Foto: Andrés Piña

En un acto celebrado en el Museo Picasso de Barcelona se rindió homenaje a los Tres Pablos. Para conocer más acerca de cada uno de ellos y el contexto que propició su capacidad creativa, la Fundació Catalunya Amèrica Sant Jeroni de la Murtra y el Museo Picasso invitaron a Reyes Jiménez, restauradora del Museo, a Antonio Arévalo, investigador literario y a Miquel Pujol, violonchelista. Aunque Los Tres Pablos provienen de diferentes disciplinas artísticas, en el encuentro se puso de relieve el hecho que compartieron más que solo un nombre en común; compartieron un compromiso apasionado con su arte y con el mundo que los rodeaba.

Barcelona, 20 de septiembre

Reyes Jiménez inició la jornada para hablar acerca de Pablo Picasso. Conocido por muchos como el padre del cubismo, fue uno de los artistas más influyentes del siglo XX. Su innovación y experimentación artística llevaron el mundo del arte a nuevas fronteras. Pero detrás de su genialidad artística, Picasso también era un hombre comprometido con su tiempo y con la humanidad.

Nacido en España, Picasso vivió una vida marcada por la agitación política y social de su época. En 1936, cuando estalló la Guerra Civil Española, Picasso se encontraba en pleno apogeo de su carrera en París. A pesar de su distancia física de los acontecimientos en España, la guerra tuvo un impacto profundo en él. Su obra “Guernica” es una representación poderosa de su repulsa ante la violencia y la devastación de la guerra civil. La pintura se ha convertido en un símbolo duradero de la lucha por la paz y la justicia en todo el mundo.

Además de su arte, Picasso también expresó su compromiso político a través de su vida personal. Durante la Segunda Guerra Mundial, se mantuvo en París bajo la ocupación nazi, a pesar de las amenazas y el riesgo. Su resistencia silenciosa fue un acto de valentía en un momento en que el mundo estaba sumido en la oscuridad de la guerra.

Reyes Jiménez también destacó que el Museo de Picasso en Barcelona conserva las obras de un Picasso joven y en las que es posible apreciar su apertura artística y dinamismo para crear más allá de las pinturas.

Para hablar de Pablo Neruda, Antonio Arévalo señaló cómo el contexto de la infancia determinó su carácter perseverante para convertirse en poeta a pesar que su padre se oponía a sus planes. Neruda nació en un lugar remoto de Chile y vivió una infancia marcada por la pérdida de su madre. Esta experiencia temprana influyó en su perspectiva del mundo y lo inspiró a convertirse en el renombrado poeta chileno.

Neruda no solo fue un maestro de las palabras, sino también un defensor apasionado de las causas sociales y políticas. Sus “Veinte Poemas de Amor y Una Canción Desesperada” lo catapultaron a la fama literaria, pero fue su compromiso con la justicia social lo que lo llevó a una vida de activismo político. Se unió al movimiento comunista y utilizó su voz para abogar por los derechos de los trabajadores y los oprimidos.

Durante la Guerra Civil Española, Neruda sirvió como cónsul en diferentes países, incluido España, donde se encontró con artistas y escritores que compartían su pasión por la causa republicana. Su poesía durante este período refleja su profundo amor por España y su desesperación ante el sufrimiento del pueblo español.

Para hablar de Pau Casals estuvo presente Miquel Pujol, quien además tuvo el honor de conocerle en persona. Este violonchelista acompañó su charla del instrumento musical cuya pasión para la interpretación compartía con Casals. Este reconocido artista musical compartió con las personas asistentes una versión inédita del Cant dels Ocells.

Pujol, además, habló del despliegue artístico y por la paz de este virtuoso violonchelista y director de orquesta catalán, quien además destaca por su compromiso con la paz y la justicia que marcaron su carrera. Casals comenzó su trayectoria como violonchelista en Nueva York y rápidamente se destacó como uno de los mejores del mundo. Sin embargo, su amor por la música fue igualado por su pasión por la justicia.

En 1936, cuando estalló la Guerra Civil Española, Casals se encontraba en España y, como republicano y defensor de la democracia, se vio obligado a exiliarse. Su decisión de no actuar en España mientras Franco estuviera en el poder fue un acto valiente de protesta contra el régimen autoritario. Durante su exilio en Prada de Conflent, Francia, continuó su lucha por la paz y la justicia, utilizando la música como su medio de expresión.

Casals creía que la música tenía el poder de unir a las personas y de promover la paz. Su icónica interpretación de la Suite No. 1 de Bach en el Palacio de las Naciones Unidas en 1952 fue un momento histórico que resonó en todo el mundo. Fue un símbolo de esperanza en un mundo dividido por la Guerra Fría y un recordatorio de que el arte podía unir a la humanidad en su búsqueda de paz y armonía.

El Legado Compartido

Los tres Pablos —Picasso, Neruda y Casals— dejaron un legado profundo en el mundo del arte y la política. A través de su compromiso apasionado con sus respectivas disciplinas y sus luchas por la justicia y la paz, demostraron el poder del arte como agente de cambio social y humano. Sus obras y acciones siguen inspirando a generaciones futuras a utilizar el arte como una herramienta de transformación y protesta.

La Fundació Catalunya Amèrica Sant Jeroni de la Murtra agradece al Museo Picasso por hacer parte de este diálogo y comparte la sesión en el siguiente enlace: