*La mayoría querría votar, incluso más que los nativos

*Consideran que en España es fácil conseguir asentarse

*El 25% está más cualificado de lo que su trabajo exige

Emilio de Benito
El País
22 de mayo de 2012

 Cuando los emigrantes hablan de su integración, las cosas cambian.
Una encuesta realizada en 15 ciudades de siete países (Bélgica,
Alemania, Francia, Hungría, Italia, Portugal y España, y, dentro de esta
última, Madrid y Barcelona) muestra unos resultados de su propia
situación sorprendentemente positiva. Por ejemplo, en España están en
general más satisfechos que los nacionales con su nivel de vida, nivel
de estudios, trabajo, vivienda, vida familiar, salud y vida social.

El estudio, presentado hoy y dirigida desde Bruselas por la Fundación Rey Balduino y el Migration Policy Group, con la colaboración en España del CIDOB (Centro de Estudios y Documentación Internacionales de Barcelona) del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS),
tiene conclusiones que “son sorprendentes porque muestran que la visión
de los inmigrantes respecto de su situación es más positiva de lo que
cabría esperar”, comentó Jordi Vaquer, director de CIDOB, durante la
presentación, según recoge la nota de prensa dedicada a España.

En el trabajo se ha preguntado a 7.000 inmigrantes a finales de 2011.
Con respecto a España, las principales conclusiones son que han
encontrado “pocos problemas a la hora de solicitar la residencia
permanente, la nacionalidad o la reagrupación familiar” y tienen “menos
dificultades para encontrar trabajo que en otras muchas ciudades
europeas como Milán, Bruselas o París”. Eso sí, lo hacen con contratos
temporales o en la economía sumergida.

Con una mayoría de inmigrantes latinoamericanos, el idioma no es un
gran problema, aunque por el contrario destaca que donde menos les
cuesta es en Alemania. Eso sí, hay gran diferencia entre Madrid (el 31%
dice que ha tenido problemas para aprender el idioma) y Barcelona (el
57% estaba en esa situación), se supone que por la percepción que tienen
de que deben aprender, además, catalán.

También destacan sus ganas de participación. En toda Europa los
inmigrantes tienen más deseo de votar que los locales, y España no es
una excepción, superando a países como Alemania y Bélgica.

Pero no todo es bueno. Por ejemplo, a los inmigrantes en España “la
residencia permanente no les ayudó nada en la obtención de empleo”, y
eso que entre un cuarto y un tercio desempeña labores para las que
tienen exceso de preparación y en unas condiciones que impiden que
mejoren su formación.

Laura Morales, profesora en la Universidad de Leicester y
coordinadora científica de la encuesta, destacó como resultado positivo
“que a pesar de la crisis económica, entre el 65 y el 70% de los
inmigrantes entrevistados en las ciudades españolas estaban trabajando,
una cifra superior a la recogida por ejemplo en Bélgica o Francia”.

Sin centrarse en España, los resultados tampoco son, en general, tan
malos. Por ejemplo, “tan solo un número limitado de inmigrantes de
primera generación se han visto alguna vez separados de su pareja o
hijos”, y “la mayoría de las familias separadas ya se han reagrupado en
la mayor parte de los países de la encuesta”. A muchos les gustaría ser
residentes legales, pero aun así dejan pasar el plazo mínimo necesario
para solicitarlo. En la misma línea, la mayoría está o quisiera estar
nacionalizado. Quedan casos como los de Alemania o Francia, donde no lo
intentan porque hay más obstáculos legales.

Al entrar en preguntas más concretas, se constata que en España,
Portugal e Italia el tiempo medio de estancia es inferior que en los
otros cuatro del estudio, porque son países que han empezado a recibir
extranjeros después.

En España, más del 40% llegó por estudios (el porcentaje más alto de
la muestra). En cambio, alrededor del 27% llegó en situación irregular,
el segundo porcentaje detrás de los de Italia (también lógico por la
cercanía a África).

Los latinoamericanos son mayoría en España, los africanos
subsaharianos están más presentes en Portugal, los europeos del Este en
Alemania y los africanos del Norte en Francia y Bélgica.

Respecto al trabajo, la mayoría están empleados por cuenta ajena en
el sector privado. Italia y España encabezan la lista de los que se
dedican a empleo doméstico. Solo en Alemania más de la mitad encontró
trabajo fácilmente. España ocupa el segundo lugar en esta lista
(alrededor del 45% no tuvo problemas). En España, tanto Madrid como
Barcelona, un 29% está en puestos que no requieren formación. El
porcentaje va del 66% de Nápoles al 13% de Stuttgart.

Para la mayoría (alrededor del 70% de media), tener más
parlamentarios inmigrantes sería un paso importante para su integración.
En cambio, su participación real en organizaciones, partidos y
sindicatos es muy baja. En España, de menos del 2%.

Pero si hay algo que da estabilidad es la residencia. Y en eso, los
inmigrantes en España ocupan el segundo lugar. Tras seis años, el 60% la
tiene reconocida, solo por detrás de Alemania (más del 70%). En el
extremo opuesto está Italia, con menos del 5%. Y, desde luego, España es
el país donde menos dificultades encuentran para pedirla. Eso, sin
embargo, no implica que se sintieran más asentados que en otros países
(una clasificación que lidera el país con más pegas, Italia). El
siguiente paso, el de la nacionalidad, es algo que desea la mayoría. En
España, el 80%, por delante de Portugal (el 70%). En esta clasificación
queda fuera Alemania, que no concede la nacionalidad por residencia.

La conclusión de este proceso es clara: “Los inmigrantes que tienen
la residencia permanente o la nacionalidad afirman que esto ha cambiado
su vida. Les ha ayudado a sentirse más asentados, a mejorar sus
perspectivas laborales y, en algunos casos, a mejorar su nivel de
estudios o implicación en la comunidad. Los inmigrantes que han
reagrupado a su familia también afirman que esto ha mejorado su vida
familiar, su sentimiento de pertenencia y, ocasionalmente, otros
aspectos de la integración social”, dice el informe.