Brasil pide mano de obra a España y son muchos los españoles que se embarcan en esta aventura

Lectores corresponsales
La Vanguardia – Barcelona
15/11/2011 – 17:49h

Xavier Grau
Sao Paulo (Brasil)

Me trasladé de Barcelona a Sao Paulo hace unos nueve meses por motivos laborales. Según explica en uno de sus artículos el corresponsal de La Vanguardia en Brasil, Fernando García, Brasil pide mano de obra a España y, con la crisis económica que estamos viviendo en nuestro país, son muchos los españoles expatriados en Brasil por trabajo. Mi experiencia es muy buena, pero como todo cambio, hay que medir muy bien los pros y contras antes de embarcarse en una aventura así. No hay que menospreciar un cambio de país y de vida, ni tampoco asustarse, simplemente meditar sobre los factores que nos motivan al cambio.

En primer lugar, iniciar un proceso de visado en cualquier país conlleva un proceso burocrático que puede llevar unos meses, y hay que estudiar bien las diferentes opciones y los requisitos necesarios para cada caso. Podemos consultarlo en internet o en cualquier embajada o consulado de Brasil en España.

En segundo lugar, hay que tener muy en cuenta el estado de Brasil al que queremos ir: Brasil es más grande que Europa y tiene 8,5 millones de km2, con muchos estados que tienen grandes diferencias del ratio costo de vida/ingreso, de estilo de vida, de oferta de trabajo, etc. Los estados del sudeste del país (Sao Paulo, Río de Janeiro, y Minas Gerais) concentran el mayor porcentaje de población y riqueza, lo que significa que también concentra más oferta de empleo. Pero ojo, dependiendo del tipo de trabajo y especialización puede estar en otros estados, conviene estudiar donde nos conviene más buscar según nuestro perfil profesional.

Por último, el costo de vida no es el mismo en Sao Paulo que Salvador de Bahía. Yo vivo en Sao Paulo y es carísimo todo. Es posible informarse un poco antes de venir del costo de alquiler de vivienda vía internet y de rangos salariales de cada ciudad en webs como www.imovelweb.com.br y www.catho.com.br.

Considero que vivir en otro país puede ser una experiencia extraordinaria y muy positiva tanto a nivel profesional como personal. La inmersión cultural enriquece las personas y les libera de los prejuicios. Un sabio dijo: “Todos los hombres estamos hechos del mismo barro, pero no del mismo molde”. Conocer la cultura local, la realidad socio-económica, defectos y virtudes de una nación (es decir “el molde”) es el desafío más grande al que se enfrenta un extranjero. Ese conocimiento indiscutiblemente ayuda a un profesional a gestionar mejor el negocio o trabajo fuera de sus fronteras.

Animo a todos que lo hagan al menos una vez en su vida, si eso encaja dentro de sus proyectos personales, no obstante, es imprescindible valorarlo bien. Hay riesgos y sacrificios que deben ser considerados, como estar lejos de la familia y amigos, el desconocimiento de las costumbres, trámites burocráticos que puede ser agotadores, etc.

Las personas que vivimos fuera de nuestras fronteras asumimos el papel de “extranjeros” no por voluntad propia, sino porque es normal que en el país de acogida te lo recuerden en cosas tan simples como abrir una cuenta en el banco (no tienes históricos), alquilar una casa (no tienes comprobante de renta), etc, y eso es lo que te recuerda tu “estatus de extranjero”. En Brasil específicamente no he notado tanto esto como en otros lugares, el choque cultural es relativamente bajo y el periodo de adaptación corto, ya que los brasileños son gente en general hospitalarios, alegres, y amables, que te ayudan a sentirte bien y adaptarte con rapidez.