Francisco Cajiao
El Tiempo -Colombia-

Especial Bicentenario

Los seres humanos necesitamos celebrar el tiempo. Por eso los cumpleaños, aniversarios, inicios de año y otra multitud de acontecimientos significativos. Se celebran fiestas y carnavales que constituyen momentos de ruptura de la rutina y permiten hacer altos en el camino para reflexionar sobre el destino individual y colectivo.

La independencia de los pueblos es un acontecimiento decisivo en el transcurrir de la historia, pues marca un momento fundamental cuando han sido conquistados, ocupados y sometidos por otros pueblos que invaden sus territorios, explotan sus riquezas e imponen sus valores culturales. Colombia conmemora este año dos siglos de esa búsqueda dolorosa que se gestó con tanto padecimiento.

La expansión de Europa en el siglo XVI definió el destino de todo el continente americano, poblado por multitud de grupos humanos, que a lo largo del tiempo aprendieron a sobrevivir, crear y desarrollar civilizaciones monumentales. La fusión cultural de Europa y América produjo eso que somos hoy. Y no logramos todavía saber a ciencia cierta quiénes somos. Cada colombiano es el resultado de una mezcla confusa de razas, costumbres, saberes y sentires que se han ido configurando a lo largo de cinco siglos. Pero en 1810 llegó el momento de lo que hoy llamamos la independencia sin tener muy claro qué tendría que ser.

Para algunos, la independencia no era otra cosa que conseguir algunos beneficios económicos y comerciales que no eran posibles bajo la tutela de España; para otros, era liberarse de un gobierno que no permitía a los habitantes de este lado del mundo acceder a las cumbres del poder y sus beneficios; unos pocos visionarios lograron movilizar ideas altruistas, que marcaban un proyecto histórico más ambicioso. Lo claro es que la independencia no se produjo por un pleito callejero que terminó en un florero roto, ni que se logró con un grito, ni que todos los próceres fueron tan preclaros, ni que todos los que hicieron parte del movimiento que permitió consolidar la actual república de Colombia han sido justamente reconocidos en la historia oficial.

Este año será un momento especial de conmemoración para una reflexión sobre nuestro destino común y nuestro proyecto de país. Especialmente es importante que los niños y los jóvenes, acompañados por sus maestros, exploren ese momento de la historia, lo que ha ocurrido desde entonces hasta ahora y cómo los afecta.

El Ministerio de Educación ha venido trabajando en un proyecto muy ambicioso que ha denominado ‘Historia Hoy‘. Estudiantes de más de quinientos municipios formularon cerca de quince mil preguntas sobre la independencia. En ellas muestran su interés por saber cómo se vivía hace doscientos años, cómo era la salud, la ciencia, las comunicaciones, las relaciones familiares, las vías, el transporte, la educación, el cuidado de los ancianos, la segmentación social, la economía… Todo está contenido en ese interrogar que marca también una ruptura con la enseñanza tradicional de la historia.

Ahora el desafío es que los mismos niños y niñas avancen en la respuesta a estas preguntas, recurriendo a fuentes que estarán a su alcance mediante materiales muy variados que se han puesto a disposición de los colegios. Pero también podrán acceder a miles de otras fuentes en sus pueblos, en la tradición y en el inagotable mundo de Internet, donde se puede hallar un inmenso repertorio de documentos. Con todo esto podrán construir un relato propio y aproximarse a interpretaciones que les permitan fortalecer su identidad descubriendo por cuenta propia un trasegar complejo, imposible de ser resumido en una sola historia oficial.

Esta conmemoración abre una nueva ruptura en los modelos de enseñar y aprender, orientado a ganar grados de libertad. Si los modelos educativos logran pasar del aprendizaje de memoria a uno basado en el preguntar continuo sobre el destino humano y la posibilidad de mejorarlo, el bicentenario habrá valido la pena porque será mucho más que una festividad.

frcajiao@yahoo.com