CRÍTICA

Los expedientes de Cristóbal Colón

Hace cinco siglos, el 20 de mayo de 1506, murió el navegante genovés que descubrió América. Con ese motivo se han publicado varios libros con especulaciones muy diversas, tanto sobre su origen como sobre las supuestas tramas que se esconden tras su excepcional descubrimiento. El propio Colón se encargó de rodear su biografía de misterios nunca explicados con fundamento, con lo que ha dado pie a que surjan teorías bastante descabelladas.

CARLOS MARTÍNEZ SHAW
BABELIA – 27-05-2006
El Pais

Ya nos lo temíamos: la conmemoración del quinto centenario de la muerte de Cristóbal Colón casi obligadamente serviría para dar nuevas fuerzas a los incansables y fatigosos defensores de las descabelladas elucubraciones ya conocidas y aireadas hasta la saciedad o bien para producir textos periodísticos o novelescos carentes de voluntad de exactitud. Y aquí tenemos una primera remesa de libros que va en ese sentido, por mucho que algunos de ellos traten de escudarse en los prólogos escritos por maestros consagrados y prestigiosos como pueden ser Consuelo Varela o Manuel Fernández Álvarez.

Por orden de aparición, el libro firmado por Mariano Fernández Urresti, que el propio autor introduce, predisponiéndonos a lo peor, bajo el epígrafe, harto elocuente, de “un expediente X histórico”, colma las expectativas ya que se trata, no de una “biografía heterodoxa”, como anuncia el subtítulo, sino de un cúmulo de fantasiosas variaciones sobre las diversas cuestiones debatidas en torno a la vida y obra del Almirante, empezando por la manida (y resuelta) controversia sobre su patria (al respecto, léase el corto pero contundente artículo de Ricardo García Cárcel en la revista Clío, número 55), siguiendo por la (alucinada) vinculación con los siempre socorridos caballeros templarios (relacionada en el libro además con la delirante teoría de Antonio de la Riva sobre el Colón nacido nada menos que en América) y terminando con un rosario de preguntas finales sobre si era hijo del príncipe de Viana, si fue un conde gallego, si nació en América, si “lo que sabía procedía del Temple”, si tuvo relación con el (ahora tan de moda) Priorato de Sión, si su firma es un criptograma cabalístico, etcétera. ¿Para qué seguir? Nos hallamos ante un libro con vocación de programa televisivo sobre enigmas sin resolver que ponga los interrogantes colombinos al lado de la sangre licuada de San Jenaro o de la sábana santa de Turín.

Le sigue la reconstrucción periodística de los reporteros de Der Spiegel Klaus Brinkbäumer y Clemens Höges. Consuelo Varela, una de las máximas especialistas en la temática colombina, que tuvo oportunidad de dialogar con los autores y los mira con simpatía (lo cual es perfectamente legítimo), nos previene diciendo que “el libro no gustará a los puristas”. Y lleva razón, aunque yo añadiría que tampoco gustará a aquellos que prefieran la seriedad científica a las disquisiciones superficiales, a la presentación de los temas a través de entrevistas más o menos afortunadas con personajes más o menos conocedores de las peripecias colombinas, dentro del estilo supuestamente “cercano, directo y humano” pero en realidad desorientador y empalagoso del National Geografic.

El libro se llena así de informaciones que obligan a arriesgados saltos en el espacio y en el tiempo, la excursión propuesta nos lleva desde Divers’s Haven, Panamá, 1996; a Sevilla, 1504; pasando por Washington, 1986; por Viena, 1970, o por Jaén, 1489 (sin ahorrarnos el vuelo Miami-Panamá, 2003), lo que al final resulta original y bienintencionado pero cansino y confuso, sin que el lector pueda deducir por lo general cuál es la opinión más probable en los diversos asuntos planteados, lo que también puede deberse a un déficit de lecturas, ya que la bibliografía final no menciona ni una sola de las biografías más autorizadas (y fácilmente accesibles) sobre el Almirante: las escritas por Charles Verlinden, Jacques Heers, Francisco Morales Padrón, Consuelo Varela o Felipe Fernández-Armesto.

Por último, nos encontramos con una edición de los textos colombinos básicos (los cuatro viajes más el testamento), que de un lado resulta superflua y de otro no es ni mucho menos la mejor entre las que están a nuestro alcance. También en este caso disponemos de alternativas: el lector interesado debería recurrir a la edición en bolsillo debida a Consuelo Varela (Alianza, 1986) y, si quisiera ampliar sus conocimientos, a la publicación crítica de los Textos y documentos completos de Cristóbal Colón realizada en 1982 por Consuelo Varela, que se puede complementar con las Cartas de particulares a Colón y relaciones coetáneas, que también fueron publicadas por la misma historiadora junto con Juan Gil, otra autoridad en la materia.

En definitiva, hay que estar en guardia, pues, como decía Felipe Fernández-Armesto en el prólogo de su libro (escrito en 1990), “si una de las numerosas comisiones formadas para conmemorar el quinto centenario del descubrimiento de América ofreciera un premio a la teoría más estúpida sobre Colón, el concurso sería muy reñido”.

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Colón: el almirante sin rostro. Una biografía heterodoxa. Mariano Fernández Urresti. Edaf. Madrid, 2005. 410 páginas. 21,95 euros. El último viaje de Cristóbal Colón. Klaus Brinkbäumer y Clemens Höges. Prólogo de Consuelo Varela. Destino. Barcelona, 2006. 480 páginas. 26 euros. Los cuatro viajes del Almirante y su testamento. Cristóbal Colón. Prólogo de Manuel Fernández Álvarez. Espasa Calpe. Madrid, 2006. 256 páginas. 19 euros.
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