Letras de la diáspora
Una exposición en el CCCB recrea los itinerarios del exilio de los escritores catalanes

ROSA MARIA PIÑOL – 05/10/2005
La Vanguardia
Barcelona

“Estrany dins l´aire estrany, circulo entre les argentades columnes dels temples de palmeres”, escribió Agustí Bartra en su Oda a Catalunya des dels tròpics. El exilio llevó al poeta y a su esposa, la también escritora Anna Murià, a la República Dominicana, adonde fueron a parar también el novelista Joan Sales o el artista Joan Junyer. Fue uno de los destinos -junto con México y Chile- de los miles de republicanos catalanes que se exiliaron tras la Guerra Civil. Una exposición en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) reconstruye la diáspora desde la óptica de los escritores que la vivieron y dejaron testimonio escrito de ella.

Literatures de l´exili parte de una idea de Julià Guillamon, ensayista y crítico literario de La Vanguardia, y se enmarca en el Any del Llibre i la Lectura. A través de cine, fotografías, instalaciones, objetos, pinturas y numerosos documentos, la exposición propone un itisurge nerario por los lugares del exilio literario (1939-1975). “El relato marco de la muestra de la literatura generada por la experiencia del exilio -explicó ayer Guillamon-. El trabajo inicial fue releer este legado buscando en él vivencias personales que hubieran sido poco subrayadas”. El recorrido -punteado con citas extraídas de las novelas o autobiografías de los escritores- tiene su contrapunto en otros dos lenguajes expositivos, de los que son autores el cineasta Joaquín Jordá y el artista Francesc Abad, comisarios de la muestra junto con Guillamon. Jordá rodó un documental de más de cuatro horas -en Catalunya, Francia, Chile y México- en el que se muestran “paisajes morales y físicos, huellas, y resonancias del exilio” así como testimonios orales, en una “labor de arqueólogo novelista, apasionante y llena de sorpresas”. La filmación se exhibe de forma fragmentaria en una docena de monitores de televisión, que corresponden a otros tantos capítulos: desde el Mas Perxers del pueblo fronterizo de Agullana, donde se alojaron muchos escritores antes de pasar a Francia, y los lugares que fueron campos de concentración, hasta los escenarios americanos donde residieron.

El artista multidisciplinar Francesc Abad firma las instalaciones de la muestra, en las que sintetiza metafóricamente algunas de sus secuencias. La que cierra el recorrido, Les petjades de la paraula, es una vitrina-pasadizo con ediciones de libros de los autores exiliados, que Abad definió como “escultura de la memoria y forma de resistencia del pensamiento”.

“Hemos procurado evitar las imágenes más conocidas del exilio y aportar documentación gráfica y documental inédita, intentando que fuera un material con capacidad de evocación”, dijo Guillamon. Entre estos documentos figuran los expedientes de responsabilidades políticas contra Bosch Gimpera, Pompeu Fabra o Josep Trueta; álbumes de Joan Sales en la República Dominicana; o una carta de Fabra al ingeniero Ferran Cuito, que vivía en Perpiñán, en la que le pide medio kilo de azúcar para poder cambiarlo por patatas. Junto a ella, un ejemplar de su Diccionari de 1932 (volumen que acarreó el político Carles Pi i Sunyer durante la diáspora), abierto por la página de la entrada correspondiente a exilio, que Fabra definía así: “Pena que consisteix a fer sortir algú de la seva pàtria amb prohibició d´entrar-hi”. La exposición refleja las dos grandes etapas de la diáspora: el éxodo inicial y los primeros meses de estancia en campos de concentración (Argelers, Sant Cyprien) o refugios para intelectuales (Toulouse, Montpellier, Bierville, Roissyen-Brie); y la diversificación de caminos del exilio hacia América. México recibió el mayor contingente de exiliados, unos 30.000, que fueron acogidos por el gobierno de JORDI BELVER Lázaro Cárdenas (estos días recordado en Madrid). “Intentamos ilustrar -dijo Guillamon- el choque que supuso para los refugiados adaptarse a la cultura de allí, pero también el impacto que tuvo en México la presencia de los catalanes”.

La exposición viajará más tarde a Santiago de Chile, Buenos Aires y México DF, a través del Institut Ramon Llull y la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (Seacex), que coproducen la muestra con el CCCB.