Colombia celebra su fiesta de Independencia

Los sucesos del 20 de julio estuvieron lejos de ser una insurrección espontánea ocasionada por los criollos, como era costumbre en la vida política colonial. Al contrario, fue un plan previamente liderado por Francisco José de Caldas, quien acordó la manera de desencadenar los hechos que originaron el tan anhelado Grito de Independencia.

Ese 20 de julio de 1810 fue el día clave para que el país iniciara un proceso revolucionario en contra del dominio español, que hizo presencia desde el mismo día en que Cristóbal Colón pisó tierras americanas el 12 de octubre de 1492.

España por esa época vivía en un proceso particular. Teniendo en cuenta que Napoleón Bonaparte aumentaba su dominio en el país vasco e implementaba así un gobierno francés, la junta de regencia envió a Antonio Villavicencio con la misión de pedir apoyo a los americanos en contra de los franceses. Ante la llegada del enviado por España, los criollos (nacidos en nuestro país, pero hijos de español) le tenían preparado una amistosa bienvenida.

La noche anterior, criollos notables como el Sabio Caldas; Torres y Carbonell, se reúnen para planear la forma en la que el comisionado conociera el desprecio que los peninsulares les tenían a los americanos.

Sin embargo, la noche anterior criollos notables como Francisco José de Caldas, más conocido como el “Sabio Caldas” (quien participó en la Expedición Botánica en compañía de José Celestino Mutis); Camilo Torres y José María Carbonell se reunieron con el fin de planear la forma en la que el comisionado viera conociera el verdadero desprecio que los peninsulares les tenían a los americanos.

En una casa esquinera, muy cerca de lo que hoy se conoce como la Plaza de Bolívar y en donde actualmente se localizan la Casa de Nariño (palacio presidencial), el Palacio de Justicia (instalaciones del Congreso), la Catedral Primada y la Alcaldía, tenía su negocio José González Llorente, un español malhumorado y quien le tenía un profundo odio a los criollos.

A su negocio llegó en la mañana don Luis Rubio, un ciudadano criollo quien llegó en busca de un florero para hacerlo parte de la decoración preparada para el diputado Antonio Villavicencio. Los criollos notables escogieron la tienda de Llorente, como el lugar perfecto para incitar una trifulca tomando como excusa el desprecio que el dueño del lugar le tenía a los granadinos. Así se provocó la ira de la gente del lugar.