JUAN CARLOS LECOMPTE, TRES AÑOS INTENTANDO RECUPERAR A SU MUJER

“Lo tenía todo y ahora no me tengo ni a mí mismo”


Juan Carlos Lecompte

Ingrid Betancourt

Tengo 46 años. Nací en Cartagena y vivo en Bogotá (Colombia). Me casé con Ingrid Betancourt hace 9 años y ella tiene dos hijos. Estoy licenciado en Arquitectura, pero siempre trabajé en publicidad. Desde que secuestraron a Ingrid me dedico a buscarla. Soy católico, pero me estoy volviendo escéptico. Espero noticias de Dios y no llegan

IMA SANCHÍS – 08/04/2005
La Vanguardia

A Ingrid la secuestraron en medio de una campaña electoral en febrero del 2002, siendo candidata a la presidencia por parte de su partido, Verde Oxígeno.

-¿Por qué la secuestraron?

-Para intercambiarla por guerrilleros. Tienen secuestrados a unos 60 políticos, muchos soldados y policías (algunos llevan ya 8 años) y gente corriente. En total, unos 3.000 secuestrados; se trata de una gran crisis humanitaria de la que el Estado se desentiende.

-Uribe rechaza el acuerdo humanitario.

-Si, el intercambio de prisioneros. Su política es no hablar con terroristas. Pero habla con los terroristas de derechas, los paramilitares, que son igual de narcotraficantes que la guerrilla. Él los creó siendo gobernador de Antioquia. Han desplazado a dos millones de campesinos de sus tierras, un regalo del Gobierno a los paramilitares; y tienen 500 secuestrados, pero en las mesas de diálogo no se habla de ellos. Es absurdo.

-¿La droga financia esa guerra?

-Así es; financia a los paramilitares, a los militares, a la mayoría de los políticos y sus campañas, y a la guerrilla.

-¿Una lucha por el poder?

-Por el dinero. Las FARC se han convertido en un cartel de la droga, en un negocio. Se trata de la guerrilla mejor equipada del mundo: tienen hasta pistolas de plástico que disparan bajo el agua, un material que ni sueña el ejército colombiano.

-¿Qué sabe de la vida de los secuestrados?

-Hablo con todos los que liberan y dicen que los tratan como animales y viven como tales. En los dos primeros vídeos que mandaron de Ingrid se la veía muy desmejorada; en el último parecía psicológicamente más fuerte.

-Supongo que los primeros en ver esos vídeos son los familiares.

-Los envían a los medios de comunicación.Alos cinco meses del secuestro la televi-sión nos reunió en casa de la madre de Ingrid para mostrarnos el vídeo que habían recibido, pero no nos dijeron que lo veríamos en directo, a la vez que todos los colombianos, y que grabarían y emitirían nuestra reacción.

-¡Qué cosa más fea!

-Fue horrible. Por fortuna, el primer vídeo la guerrilla nos lo envió a la familia. En él, Ingrid nos cuenta cómo se enteró de la muerte de su padre por un periódico viejo que cayó en sus manos. No paraba de llorar.

-¿Cómo ve a Ingrid en esos vídeos?

-En el último la vi fuerte. Decía que a los policías y a los soldados que liberaban debían tratarlos como héroes y no como sospechosos, porque como el ejército ya no se fía de ellos, los degradan. Y llamaba a la guerrilla el enemigo. “Los podemos vencer”, decía.

-Pero a la guerrilla debía de interesarle ese mensaje, ya que lo permitió.

-Cada vez que sale una prueba de supervivencia, la guerrilla pone al Gobierno contra la pared porque la prensa y la opinión pública les cuestiona y presiona. Creo que si hace un año y medio que no hay ninguna prueba de que Ingrid está viva es porque ella no quiere hacerle el juego a la guerrilla, y que si tardaron tanto en enviar el segundo vídeo es porque ella negoció lo que quería decir.

-¿Cuántos años han vivido juntos?

-Llevamos nueve años casados, seis conviviendo y tres separados por el secuestro. Dicen que tras un año de secuestro el 80% de las parejas acaba separándose. A estas alturas no sé cómo es ella, y en realidad tampoco tengo claro cómo soy yo.

-¿A qué se refiere?

-No soy el tipo tranquilo y despreocupado que ella conocía. Me he ganado enemigos, me he enfrentado a las fieras de la guerrilla, al Congreso, al presidente. Recibo amenazas de muerte. No sé si cuando salga seguiremos enamorados, aunque me encantaría. Pero sé a ciencia cierta que pase lo que pase lu-charé por la libertad de Ingrid hasta el final.

-¿Qué hará con los beneficios de la venta del libro?

-Contratar una avioneta y dejar caer sobre la selva colombiana miles de volantes impresos con fotos de los dos hijos de Ingrid. Estoy seguro de que ella se alegrará y se sorprenderá al ver cuánto han crecido.

-¿Los niños vivían con ustedes?

-Sí, hasta que recibimos una polaroid de un tipo torturado y una nota: “Así van a quedar tus hijos como sigas hablando, hija de puta”. Los mandamos con su padre, que es un diplomático francés. Ocurrió cuando Ingrid pertenecía a la Cámara Baja y en sus intervenciones denunciaba las injerencias del narcotráfico en la política colombina.

-¿Ha podido comunicarse con su esposa de alguna manera?

-Hay un programa de radio, Las voces del secuestro,que se emite la madrugada del domingo, en el que los familiares de los secuestrados hacemos cola para enviarles mensajes. Es un programa sobrecogedor.

-¿Qué ha descubierto en estos tres años?

-La soledad, a qué sabe, a qué huele. El primer año los amigos no te dejan solo, pero el tercero ya no te queda casi ninguno porque les aburres. Cuando llego a cualquier reunión, la gente me pregunta sobre Ingrid.Me he vuelto un tipo monotemático. He dejado de ser Juan Carlos, soy el esposo de Ingrid.

-¿No sería mejor volver a su trabajo?

-Mi trabajo ya no me interesa, no puedo ponerme a pensar en una frase ingeniosa para vender más móviles el día de la Madre. No sé lo que voy a hacer de mi vida. ¡Me hubiera gustado tanto tener hijos!

-Pero puede tenerlos…

-Sé que debo rehacer mi vida con o sin Ingrid, pero no puedo hacerlo hasta que la suelten. Mira, yo lo tenía todo y ahora no tengo nada, ni siquiera a mí mismo.

LOS POTINGUES
Me habían dicho que utilizaba el secuestro de su mujer para ganar dinero y fama. Se lo digo y no se enfada. En la dedicatoria de su libro ´Buscando a Ingrid´ (Aguilar) me escribió: “Ima, es bueno saber de primera mano”. Era vicepresidente de una gran agencia de publicidad, pero lo ha abandonado todo, se ha vendido el apartamento, el coche… “Lo único que quiero es que la gente se entere de que Colombia vive una tragedia humanitaria con 3.000 personas secuestradas. Alguien tiene que hacer algo, necesitamos el apoyo y la presión de la opinión pública internacional”. Leo en el libro: “Su cepillo de dientes está junto al mío, sus cremas y potingues. Me ocupo de que todo permanezca idéntico, así cuando regrese podrá retomar su vida como si el tiempo volviera a ponerse en marcha”