En el año del libro, de la regularización y otras censuras

Escribía Cabrera Infante en 1966:

Londres, 26 de octubre

Querido Carlos, aquí me tienes en Londres de nuevo, esta vez creo que definitivamente. Aunque no me has respondido mis dos últimas cartas, presumo que estarías muy ocupado con la feria de Frankfort y después en ella para hacerlo. Espero que ahora me puedas decir qué pasará con Tres Tristes Tigres.

Quiero además informarte de mi entrevista con la policía de seguridad española en una entrevista donde no pasó absolutamente nada porque el funcionario en cuestión (llamado Basilio del Valle y extrañamente situado en el corazón del negociado de Asuntos Árabes… con un gran mapa de Cuba detrás!) me daba la vuelta por este lado y yo hacía lo mismo por el otro, él siempre con una pluma y un papel en blanco al frente, invitándome a la declaración o licencia pedida. Fue el mismo que entrevistó a Baez y me imagino que también a Ithiel León, ex director artístico y sub director y muchas veces director del periódico “Revolución”. Así me imagino que pensó que yo pediría asilo y más de una vez lo insinuó. Lo insinuó, porque toda la entrevista se condujo en una retórica que tendía a formar una suerte de selva selvaggia de insinuaciones, medias declaraciones, peticiones de perdón, excusas, etc. “Porque cuando se habla con un diplomático”, insistía el oficial detrás de cada excusa. Muy amable siempre, aunque no veo por qué tenía que ser brutal. En fin, que ni siquiera me enteré por qué se me negaba la residencia en España, aunque a Miriam

[Miriam Gómez, su segunda esposa] sí le dijeron (o le preguntaron) que si yo colaboraba en “Realidad”. Ya lo sabes todo.()

Ahora quiero que me digas qué vas a hacer. Según me contaste la otra vez en octubre se cumplía el plazo para volver a presentar el libro a censura…

La consagración literaria llegó con el Premio Biblioteca Breve (1964) a Tres tristes tigres. El enfrentamiento definitivo con el régimen de Fidel fue en 1965. Regresó al funeral de su madre y fue retenido por el Servicio de Contra-Inteligencia. Salió de la isla, llegó a Madrid y, después, a Barcelona. Las dificultades económicas y la negativa franquista a regularizar su situación lo empujaron a Londres, donde se instaló definitivamente.

Después de muerto llegan los homenajes…