El Catalunya-Argentina: La fiesta fue en las gradas

La Penya del Independiente de Avellaneda, con sede en Castelldefels, se movilizó para animar a Argentina.

La selección albiceleste fue arropada con lanzamiento de papelitos y el “¡Vamos, vamos, Argentina!”

SERGI SAGUÉS – 30/12/2004

La Vanguardia

Los hinchas de Independiente de la Penya Roja vitorean a su Argentina. En medio de la lluvia de papelitos comos i el Gol Norte del Camp Nou fuera por una noche el Monumental de River; entre las banderas argentinas, las pancartas de Boca, de Mar del Plata, de Lanús, de Rosario Central, una colorada de pasión.

Un nombre: Penya Roja Castelldefels. Un grito: “¡Vamos, vamos, Argentina, vamos, vamos a ganar que esta banda quilombera no te deja de alentar!”. Un grito y una tonadilla con historia, pues esa estrofa empujó a la albiceleste hacia el título mundial de 1978, y volvió a sonar en México´86, donde Maradona tocó el cielo con su mano de Dios.

“Lo de quilombera es por el barullo que armamos”, explica Gerardo (35 años, natural de Avellaneda), uno de los quince miembros de esta asociación de socios del Club Atlético Independiente (CAI), nostálgicos del ambiente de las canchas de su tierra y del aroma de los choripán (una especie de bocadillos de butifarra) que acudieron a animar la selección de su extrañada tierra natal.

Hacía tiempo que no veían a la representación de su país en el campo, pero, además del asado mensual de churrascos y de mollejas, no se pierden ninguno de los partidos que echan por televisión: “A veces has de sintonizar canales árabes o chinos y a las tantas de la madrugada, porque aquí no se dan todos los partidos de Argentina. ¡Tuve que instalar una buena antena!”, explica Alfonso Bayod, propietario del bar Rey de Copas, coctelería de la Avenida Banys, en Castelldefels Platja, donde tiene su sede social la Penya Roja. “La pasión que siente esta gente no tiene nada que ver con la que se tiene aquí”, añade el barman, cómplice de tal hinchada. Edgardo Enríquez, el presidente, de 40 años, hijo de las Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, va en busca de los seguidores rojos desperdigados por el país. “Queremos que nos conozca mucha más gente en Catalunya. Ser un punto de encuentro. Independiente tiene muchísimos simpatizantes aquí”, ambiciona Edgardo, que desea compartir con más compatriotas emigrados buenos momentos como los vividos en el 2002, “nuestro último campeonato; empate con Boca y victoria contra San Lorenzo (3-0)”.

También se reunieron con Gabriel Milito en Zaragoza, pese a que ya no es de Independiente, pero “¡como si aún lo fuera!”, asegura Edgardo, que también es el representante oficial en Catalunya del club de sus amores. Yes que ser de Independiente es más un estado sentimental que físico, según estos fans. “Cuando Independiente jugaba las Copas Libertadores de los magníficos años setenta (ganó cuatro seguidas), Diego Armando Maradona venía a la tribuna a ver los partidos. Él era de Independiente y admiraba al gran Ricardo Enrique Bochini, el Bocha,que fue su espejo futbolístico. Cuando el Pelusa reapareció en el fútbol argentino y jugó contra Independiente había una pancarta en el estadio Doble Visera que decía ´Bienvenido a tu casa´. Toda la cancha lo ovacionó. Él sabe que en el fondo era de Independiente”, revela Gabriel, de 39 años y natural de Mataderos, que ejerce como portero de discoteca en un local del Poble Nou.

Y fue ese espejo de Diego,como llaman a Bochini, el artífice del momento homólogo al gol de Koeman en Wembley: “El gol de Bochini a la Juve en la primera Intercontinental en 1973. Un lustro después, también hizo historia el mismo Bochini contra el Córdoba, en una final en que jugábamos con ocho hombres. Empatamos y ganamos por goal average.Éramos sólo 3.000 seguidores rojos. Todo el país en contra. Yo estaba allí. Salimos campeones”, explica Edgardo. “Y la copa Intercontinental al Liverpool después de las Malvinas, en 1984, también fue increíble!”, añade Gabriel.

Anoche estuvieron en el Camp Nou. Jugaba Catalunya, su patria adoptiva. Pero cada vez que intervenía Milito, era como si con él volvieran el Bocha y cuantos hicieron grandes a los Diablos Rojos de Avellaneda.