Ayer 24 de octubre se celebró la fiesta de San Antonio Maria Claret, nacido en Sallent, Cataluña, el 23 de febrero de 1807 y quien fuera arzobispo de Santiago de Cuba (1851-1857), nombrado en 1849 y a donde viaja el 28 de diciembre de 1850, embarcándose desde el puerto de Barcelona, junto a trece colaboradores.
Durante siete años, Claret a parte de misionar y predicar, lucha contra el tráfico de esclavos, denuncia los abusos de ciertas autoridades coloniales, lucha para hacer una sociedad más justa, ayuda a los pobres y a los más necesitados… Y por lo que se refiere a temas relacionados con la Iglesia, es el precursor de los cursos de renovación y formación permanente: allí donde hay dos o más sacerdotes establece tres conferencias cada semana; todos los sacerdotes han de pasar todos los años un mes en el seminario cursando algunos estudios… y establece, entre otras cosas, que todos los sacerdotes cubanos realicen ejercicios espirituales de diez días. Claret es también un gran conocedor y devoto de la Sagrada Escritura, hasta tal punto que regala un ejemplar a cada uno de los sacerdotes de su diócesis de Santiago de Cuba.
La fundación de las Cajas de Ahorros. Lo más curioso de Claret en su estancia en Cuba es que ¡funda una especie de Cajas de Ahorros! Lo escribe así el propio santo es su autobiografía: “Para los pobres compré una hacienda en la ciudad de Puerto Príncipe. El plan de esta obra era recoger a los niños y niñas pobres, que muchos de ellos se pierden por las calles pidiendo limosna. Allí se les había de enseñar religión, leer, escribir, etc, y después, arte u oficio, el que quisieren. Una hora no más cada día, los niños habían de trabajar en la hacienda y con esto se podían mantener con las viandas que producía la misma hacienda; y todo lo demás que ganasen se había de echar en la Caja de Ahorros. De manera que, cuando saliesen de aquella casa, habían de tener instrucción y además habían de haber aprendido algún arte u oficio, y se les había de entregar lo que ellos hubiesen ganado”. Es por ese motivo, que Antonio María Claret es el protector de las Cajas de Ahorro.
Claret es nombrado asesor de la Reina. La voz de denuncia que impartía nuestro amigo le llevó a sufrir diferentes atentados. Rápidamente le llaman para que vuelva a España, y más concretamente a Madrid, para hacer de guía moral y espiritual de la Reina Isabel II y de su corte. Es el momento que funda la Academia de San Miguel, una organización de seglares que aglutina a escritores, artistas y personas que se comprometen a encarnar los valores evangélicos, y proyecta también el Ejército del Corazón de María. Claret trabaja igualmente en el proyecto de construcción de las bibliotecas populares parroquiales. Pero por encima de todo, su máxima dedicación en Madrid, fue para los más pobres, que visitaban su casa diariamente
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