Luis Fernández Zaurín | 05/09/2009
La Vanguardia
El viernes 4 de septiembre, a la misma hora, en lugares distintos (aunque como era obvio se iban a encontrar y así ha sido), había dos manifestaciones convocadas en Barcelona. El protagonista era el actual presidente de Venezuela Hugo Chávez.
Una estaba convocada por la plataforma “No más Chávez”, proponía la reunión a las 19 horas en la Plaça de Sant Jaume y estaba prevista en ciento cuarenta y cuatro países a la vez.
La otra, promovida a favor de Chávez, era iniciativa del Partido Socialista Unido de Venezuela y se ha celebrado de forma paralela en cincuenta países del mundo además de aquí. El lugar de la convocatoria era la Plaça Urquinaona, frente a la sede del consultado y en su organización también han jugado un papel importante las redes sociales y los foros, en alguno de los cuales se podía leer que Manu Chao asistiría aunque por allí no se le ha visto. Esta segunda manifestación incluía en sus lemas un claro no a las bases estadounidenses en Colombia.
El ambiente a las 19 horas en la Plaça de Sant Jaume era lúdico y festivo. Allí, un grupo de unas doscientas personas que en un cuarto de hora más eran unas trescientas, se reunía mientras sostenía y agitaba pancartas, gritaba consignas anti Chávez, se pintaba la bandera del país caribeño en el rostro (con su arco de estrellas y todo), y leía o repartía una hojita donde se podía leer la letra de una canción: Venezuela con canela (con la melodía de “Piel canela”, de Bobby Capó, cuya letra había sustituida por otra firmada por la cantante, actriz, cuenta cuentos y muchas cosas más Cecilia Bellorín, una de las venezolanas más hiperactivas y conocidas de Barcelona (el estribillo decía “AQUÍ HABLA ÉL, Y ÉL, Y ÉL, / Y SOLAMENTE ÉL, Y ÉL, Y ÉL, / SÓLO HABLA ÉL, Y ÉL, Y EL /NO DEJA HABLAR NI AL REY”.
No es fácil definir un grupo de unas trescientas personas pero hablando con ellos, viendo el ambiente, conociendo un poco el percal y aunque hubiera un poco de todo me atrevo a decir que buena parte de ellos era gente joven o de mediana edad, profesionales, clase media vamos, no pocos de ellos hijos de españoles, gente que en cuanto Chávez subió al poder se quitó de en medio cuando su calidad de vida descendió y cuando (según ellos y quizá en la realidad sea así, yo no lo sé), el gobierno chavista impregnó todas las capas de la sociedad venezolana, poniéndoles las cosas feas a quienes no se alineaban con él. Son gente que lo ha pasado mal, que sin duda se ha empobrecido y que aquí ha tenido que luchar lo suyo, aunque algunos, en Barcelona, tengan donde agarrarse o, cuando menos, posibilidades de vivir dignamente.
Entre sus lemas había de todo: “Uh, Ah! Chávez ya se va” (poco creíble), “Urgente, Urgente / un nuevo presidente / que no tenga verruga / y que sea inteligente (fácilón) y “Hu-go Chá-vez / Hijo de puta” (francamente chusco, la verdad).
El grupo, entre gritos, cantos alegres y consignas subió animadamente por Vía Layetana hasta darse literalmente de narices con la otra manifestación.
El ambiente de la otra reunión, la que convocaba a los pro Chávez, era distinto, había menos animación y la concurrencia era menor, no más de cien personas. Caras más serias y actitudes más hijas de la militancia (no forzosamente partidista pero sí al menos de una causa, aunque también partidista) y consignas digamos que menos imaginativas.
Ese grupo estaba integrado en su mayoría por españoles y latinoamericanos de todas las edades aunque muy pocos venezolanos. Entre los latinos, chilenos que denunciaban la persecución de los mapuches, algún que otro colombiano que denunciaba las bases en su país, etcétera. Ello en un fondo de banderas republicanas, venezolanas, colombianas y carteles del PSUC (Viu), PCPE, etcétera. Una sopa de que integraba jóvenes antisistema, republicanos de toda la vida, pro cubanos, gente de la izquierda. Eso más alguno que, sencillamente, pasaba por allí y se apuntó.
Entre sus consignas: “Uh, Ah, Chávez no se va” (creíble), “Chávez los tiene locos” (más creíble aún) y “Alerta, Alerta, Alerta que camina / la espada de Bolívar por América Latina (épico pero poco creíble), etcétera.
A eso de las siete y media los dos grupos se encontraron, aunque la abundante presencia policial evitó el choque, por lo que todo se quedó en un intercambio verbal y poco más: “Son minoría”, “No hay venezolanos”, “Iros a Cuba” y lindezas así decían unos. “Fascistas / Golpistas”, “Si a la cubanización”, decían otros. “¿Por qué no te callas?”, repetían unos. “¿Por qué no pensáis?”, respondían los otros. Y así.
Un episodio feo fue cuando unos jóvenes de la marcha anti Chávez empezó a reírse y a decirle maricón a un joven pro Chávez que les decía que para los estadounidenses ellos no eran más que sudacas. Los jóvenes pro Chávez, con dudoso gusto, le venían a decir al otro que por qué no se las chupaba, etcétera. Éste se lo tomó con espíritu deportivo y continuó imprecando a los homofóbicos, que hay que decir que eran cuatro o cinco.
Los anti Chávez se alejaron y cada uno de los grupos se dispuso a leer una especie de manifiesto y finalmente todo quedó en eso.
Yo tengo amigos en los dos bandos y mi desconocimiento sobre lo que está sucediendo en Venezuela es grande. Sin embargo no se me escapa que, Chávez, que estará haciendo cosa bien y cosas mal, no está siendo bien tratado por los medios de comunicación internacionales, que distorsionan y exageran cuestiones como su derecho a ser reelegido, algo normal en muchísimos países del mundo. Olvidando que, finalmente, ha sido elegido democráticamente en elecciones avaladas por organismos de prestigio como el Centro Carter.
Chávez y otros muchos no son otra cosa que hijos de la escalofriante, obscena, inadmisible pobreza que, ahora, hoy, campa por sus fueros en el continente latinoamericano. Entonces, me pregunto, ¿por qué no se aborda directamente ese problema?
Pues eso.
Deixeu un comentari