El temor al visado cuadriplica los vuelos desde Bolivia a España

NATALIA JUNQUERA – Madrid
EL PAÍS – España – 27-09-2006

El número de vuelos y de visitantes procedentes de Bolivia se ha multiplicado por cuatro desde el pasado 7 de septiembre, fecha en la que el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, apoyó la propuesta de la Comisión Europea de exigir visado a los ciudadanos bolivianos que lleguen a los países de la Unión. Algunos bolivianos se quejan de que las compañías les han subido el precio de sus billetes.

Tres palabras -“Estoy de acuerdo”- han cuadriplicado la demanda de vuelos desde Bolivia a España. El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, las pronunció el pasado día 7, respondiendo a una pregunta del portavoz de CiU en el Congreso, Carles Campuzano: “¿Cuál es la posición del Gobierno ante la propuesta de la Comisión Europea de incorporar a Bolivia como Estado al que a sus nacionales se les exija visado para acceder a España?”

Aunque es la Comisión Europea la que decidirá finalmente, el hecho de que el ministro español vea la propuesta con buenos ojos no ha pasado desapercibido para los bolivianos. En lo que va de año habían llegado al aeropuerto de Barajas 72 vuelos procedentes de Bolivia. En poco más de dos semanas desde las declaraciones de Caldera, han llegado 16, según fuentes de AENA.

Aerosur, una de las principales compañías aéreas que opera en Bolivia, decidió hace apenas dos semanas aumentar la frecuencia de vuelos a España de dos a tres semanales, cada uno de ellos con casi 400 ciudadanos bolivianos a bordo, según datos de la compañía. En su página web aducen el aumento de vuelos “al crecimiento de la demanda” y anuncian la intención de aumentar a cinco los vuelos semanales a Madrid a partir de octubre.

“No paro de recibir llamadas preguntando si es verdad lo del visado. Es cierto que no va a ser algo inmediato, pero a la gente le ha entrado prisa. Me cuentan que las compáñías aéreas les han subido los precios y sobre todo me llama gente que ya vive en España y desea traerse a algún familiar. No quieren arriesgarse”, explica María Luz Valdibia, presidenta de Acobe, una asociación de residentes bolivianos en España.

A diferencia de los ecuatorianos, los colombianos o los dominicanos, los bolivianos que llegan a España no precisan visado para entrar en el país como turista. En el aeropuerto únicamente tienen que presentar un billete de vuelta, 300 euros en efectivo para sufragar la estancia – máximo 90 días- y responder adecuadamente a una serie de preguntas, aparentemente sencillas como “¿dónde se aloja?” o “¿qué quiere visitar?”. Los que suspenden la entrevista por no argumentar adecuadamente los motivos de su viaje como turista, son devueltos a su país.

El precio del viaje

“Pondrá la entrada más difícil, pero a lo mejor sirve para evitar los dramas que genera la imposibilidad de cumplir las expectativas con las que han salido de Bolivia. Los amigos o familiares que ya están en España nunca cuentan la verdad de su situación aquí porque les da vergüenza. No ahorran para el viaje, venden todo lo que tienen e hipotecan su vida para pagar el billete de ida y vuelta a España”, explica Valdibia.

Sólo el pasado jueves llegaron al aeropuerto de Barajas más de 900 ciudadanos bolivianos procedentes de distintos países aunque el mayor grupo, cerca de 300, había aterrizado en un vuelo directo de la compañía LLoyd Boliviana.

Los bolivianos han imitado la reacción que ya tuvieran los colombianos y ecuatorianos ante la inminente exigencia de un visado para entrar en Europa, un filtro que resultó demasiado opaco para algunos intelectuales. En 2001, el escritor Gabriel García Márquez prometió que no volvería a pisar territorio español si fructificaba la propuesta de la Unión Europea de exigir el visado a los colombianos que llegasen a los países de la Unión. “Nunca necesité permiso para ir a la casa de mi madre”, dijo entonces el Nóbel. Finalmente, la exigencia del visado entró en vigor el uno de enero de 2002, después de que España decidiese abstenerse en la votación de la entonces Europa de los 15.

Distinto fue el caso de Ecuador. Si la exigencia del visado a los ciudadanos colombianos había sido una propuesta de la UE para evitar dificultar la entrada de narcotraficantes y sus cargamentos en la UE, la idea de pedirlo para Ecuador salió de España, en medio de una oleada de inmigrantes procedentes del país andino.

La propuesta española salió adelante y entró en vigor el 3 de agosto de 2003 con un efecto casi inmediato. La llegada de los ecuatorianos a España frenó en seco. En 2003 fueron rechazados 4.953 y en los primeros seis meses del año siguiente, la policía sólo denegó la entrada a 23 ecuatorianos.