REPORTAJE

Médicos infravalorados

• Anestesiólogos y ginecólogos catalanes sujetos a contratos eventuales o por horas cuestionan que Salut vaya a Colombia y Marruecos en busca de especialistas

ÀNGELS GALLARDO
El Periodico
BARCELONA

Mònica Rodríguez y Agnès Martí, ambas de 32 años, son anestesiólogas tituladas en el riguroso sistema español de formación de médicos especialistas. Por esas credenciales han sido admitidas en el equipo de anestesiólogos del Hospital de Can Ruti, de Badalona, donde trabajan hasta 65 horas a la semana, contando cinco guardias al mes de 24 horas, que enlazan con la jornada del día siguiente.

Nueve años de estudios –cuatro de ellos ejerciendo en hospitales como médicos en formación–, más la superación del codiciado examen de médico interno residente (MIR), les han permitido acceder a ese ritmo laboral, por el que cobran unos 1.900 euros al mes, sin derecho a vacaciones ni a coger la baja por enfermedad, explican.

Siete anestesiólogos de Can Ruti, de los 30 que ejercen en el hospital, están en la misma situación que Mònica y Agnès. Y aseguran que hay otros tantos en los hospitales de Vall d’Hebron, Bellvitge o cualquier centro adscrito al Institut Català de la Salut (ICS).

Muchas horas

Tienen contratos eventuales, que se renuevan cada seis meses o de año en año y que ellos definen como “muy precarios“, ya que el alto ritmo quirúrgico de sus hospitales suele convertir esos documentos de contratación en teorías a las que la realidad obliga a sumar muchas más horas de las previstas.

El 25 de febrero, cuando leyeron en este diario que dos altos cargos de la Conselleria de Salut iban a viajar a Colombia, Marruecos y Polonia en busca de médicos de alto nivel, 15 anestesistas entre ellos, Mònica y Agnès se indignaron. “El sistema sanitario español no nos valora, aunque nos ha formado y se nos aprecia en Europa“, lamentan.

No les preocupa que la Generalitat contrate médicos de fuera de España. “Es el futuro, aquí, en Londres o en París“, aseguran. “Nos preocupa que no se ocupen de los de aquí. Es injusto que a nosotros se nos exija tanto y que vayan ofreciendo contratos a médicos, valorados, a los que no conocen“, repite Mònica. Se sienten olvidados desde dentro y envidiados en el exterior.

Tenemos una actividad tentadora, ocupamos una plaza de anestesiólogo en un hospital español de máximo nivel, un lugar envidiable –sitúa Mònica–. Todo eso atrae, pero muchos de nuestros compañeros se van al extranjero por el tipo de contratos que nos ofrecen“. Mònica muestra un documento donde se lee que su nombramiento es “eventual pero continuado“, exclusivamente para hacer guardias, y que cesará si la organización varía.

Yo tengo un contrato para hacer cinco guardias al mes, más otro por horas“, resume. Eso significa que trabaja a diario de 8 a 15 horas, y que, ocho días al mes, enlaza esa jornada con el horario de tardes, que es cuando en todos los hospitales se opera a quien está en lista de espera: cataratas, varices, hernias, fimosis infantiles o vesículas biliares.

Salimos a las ocho de la noche, cuando el último enfermo operado ha salido de la sala de recuperación“, añade Agnès Martí. Hacen mucha falta, coinciden: el anestesiólogo prepara el inicio de la intervención, controla su desarrollo y está junto al enfermo hasta que vuelve a despertar, o lo reanima. Tanto atienden actos quirúrgicos como la sedación en pruebas diagnósticas. “Vamos de acá para allá, de reanimación a partos, de ahí a urgencias. O a guardia“.

Los interinos

Esta situación, con múltiples variaciones, afecta a cerca de 9.000 médicos contratados por el ICS, que ocupan plazas de “interinos”. El doctor Raimon Belenes, director de ese organismo, admite que la situación, que heredaron, le desagrada. “Tenemos el compromiso de que en el 2007 no queden más de 1.000 médicos interinos“, afirma.

Belenes desmitifica la reiterada escasez de médicos. “Hemos exagerado un poco: nos faltan algunas decenas de pediatras, ginecólogos y radiólogos, pero son déficits puntuales“, sostiene.
Ser interino equivale a ser prescindible en el momento en que la plaza se ofrece en una convocatoria pública que la convertirá en fija, pero a la que pueden acceder miles de aspirantes. En esa situación se encuentran 110 ginecólogos de centros de asistencia primaria de Catalunya, una especialidad seriamente deficitaria a causa del notable incremento de natalidad del último quinquenio.

Noticia publicada en la página 39 de la edición de 22/3/2006 de El Periódico