ENTREVISTA a Genaro Méndez, presidente Federación Nacional de Ganaderos
“Los campesinos españoles expropiados en Venezuela están desamparados”
JOAQUIM IBARZ – 29/12/2005
Enviado especial. CARACAS
La Vanguardia
Las fincas de miles de agricultores venezolanos, entre ellos muchos españoles, han sido confiscadas con el apoyo del Ejército. En numerosos casos, la producción de las tierras ocupadas cae drásticamente. “Somos víctimas de expolio, no se trata de reforma agraria sino de un caso político”, denuncia Genaro Méndez, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedenaga).
Méndez no es político ni pretende serlo. Asume con valentía la defensa de los agricultores ante las “arbitrariedades” del Gobierno. Afirma que lo que el presidente Chávez llama “lucha contra el latifundio” es una “arremetida contra la propiedad privada, porque pueden ser víctimas de expropiación campesinos con cinco hectáreas; no se trata de confiscar a grandes terratenientes, sino a cualquiera”.
– Chávez dice que lucha contra el latifundio.
– Su lucha es contra la propiedad privada. Cualquier pedazo de tierra puede ser considerado latifundio y cualquier finca puede ser objeto de confiscación. Se habla de que ya hay 5.000 fincas invadidas. Según la Ley de Tierras, cualquier terrenito puede ser latifundio, porque depende del promedio de ocupación de la zona. Agricultores y ganaderos afrontamos inseguridad jurídica y personal. Aumenta la delincuencia gracias a un clima de impunidad, que ha impulsado el crecimiento del secuestro en Venezuela.
– ¿Qué pasa con las fincas confiscadas?
– Las fincas se arruinan y dejan de producir. Las fincas invadidas las reparten con la Carta Agraria. El Estado se queda como propietario. Al campesino le dan el usufructo, nunca va a ser dueño de la tierra que reparte Chávez. En cualquier momento se la pueden quitar. Así tienen amarrado el voto. Mientras apoye al Gobierno usted puede explotar esa finca. Es una falsa reforma agraria. Tras ocupar la finca, acaban con los pastizales, con las cercas e instalaciones, el ganado desaparece. En Santa Rica (Barinas), en 2002 confiscaron una finca con 1.600 cabezas de ganado, que ya no están. Los tractores desaparecieron. El propietario ganó el juicio, pero la finca está arrasada. Ni siquiera los campesinos se quedaron.
– ¿Chávez quiere colectivizar las fincas?
– Chávez engaña descaradamente al decir que vamos hacia la propiedad colectiva. Trata de imponer un sistema que nunca prosperará. Deben sembrar, cultivar y cosechar entre todos, y repartir los ingresos. Es un fracaso. Nadie quiere trabajar para seguir muriendo de hambre. Muchos abandonan las fincas porque no producen ni para comer. El Gobierno da dinero y tractores, pero todo se pierde, se los quedan los líderes agrarios.
– ¿Qué apoyos han dado a los españoles confiscados?
– Tan solo podemos denunciar los atropellos de que han sido víctimas los españoles en el estado de Aracuv y muchos venezolanos. Aquí hay muchas propiedades confiscadas de pequeños propietarios. Los españoles están desamparados ante el terrorismo agrario. Un grupo de bandoleros llega a una finca, amenazan al dueño, le obligan a entregar parte de la cosecha de caña de azúcar. Si se niega le queman la caña y le destruyen los galpones. Otros grupos se quieren adueñar de la finca, y obligan al agricultor a entregarle una parte hasta que se quedan con todo. El Estado se lava las manos y da créditos a los bandidos.
– ¿Por qué se confiscan las fincas que son productivas y no se explotan las tierras que son ociosas?
– Venezuela tiene mucho suelo y poca tierra. ¿Cómo transformamos el suelo en tierra? Con trabajo. Chávez ve el tema de la tierra como algo político, revive viejas facturas sociales. Se podría hacer producir terrenos del Estado abandonados, pero hay que invertir dinero, esfuerzo y trabajo. En vez de rescatar esas zonas, confiscan fincas que producen. Se hace el proceso inverso. La Ley de Tierras busca crear una clase marginal rural, que para subsistir dependa del Gobierno.
– ¿No tiene miedo al denunciar?
– Todos lo tenemos. Cumplo un compromiso. Lucho por mis hijos.
– ¿Está armado?
– El Gobierno nos quitó la licencia de armas. Mi defensa son estas estampillas que llevo en la cartera de la Santísima Trinidad y del arcángel San Miguel.
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