Lo más vistoso ayer 28 de marzo, del monumento de Cristóbal Colón era un enorme huevo atado a la mano cuyo dedo señala a América. La estatua se transformó así, de manera simbólica, en una mona de Pascua. Un grupo de escaladores colgó, ante la expectación de centenares de personas congregadas en el puerto, un gran globo aerostático de tres metros de altura por dos de ancho en forma de huevo.
El de ayer lunes 28 fue uno de los actos populares y más multitudinarios que se celebran con motivo del Año Gastronómico. La transformación del monumento de Cristóbal Colón en una mona de Pascua -la más grande del mundo, según los organizadores- quiso simbolizar la fecunda relación que existe entre Barcelona y el chocolate, según explicó el segundo teniente de alcalde, Jordi Portabella.
A los pies del monumento, se repartieron 10.000 huevos de chocolate con el logotipo del Año Gastronómico.
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