“Evo Morales es un factor de atraso que multiplica la pobreza”
ENTREVISTA a Josep Gramunt, jesuita catalán, analista y comunicador
Por Joaquim Ibarz
La Vanguardia
17/03/05, 10.05 horas
El jesuita catalán Josep Gramunt de Moragas, conciencia y autoridad moral de Bolivia, afirma que el líder cocalero Evo Morales es un “agitador populista” que socava la institucionalidad del Estado por un exceso de tolerancia del Gobierno. “Aquí todos desobedecen y entre todos conducen a Bolivia al abismo”, señala. Con 53 años de labor periodística en Bolivia (es director de la agencia Fides), el padre Gramunt está considerado uno de los comentaristas que disecciona con más precisión el origen y consecuencias del conflicto permanente que se vive en el país.
“En Bolivia -declara el padre Gramunt a LaVanguardia- el sindicalismo nació con tintes anárquicos. Los líderes sindicales mantienen una protesta sistemática, en permanente oposición, sin querer negociar. Así no se puede construir. Conociendo la debilidad del Gobierno, todo consiste en levantar la voz, salir con pancartas a la calle, bloquear caminos, declarar una fingida huelga de hambre y mostrar un cartucho de dinamita. Se aprovechan de manera innoble de las reivindicaciones indígenas.
-¿El líder cocalero Evo Morales pone en peligro la estabilidad de Bolivia?
-Hasta ahora, Evo Morales ha sido un líder nato. Salió de las minas del altiplano, recibió una educación política anarcosindicalista. Es un líder natural, con una fuerza extraordinaria, con un valor notable. Hasta ahora, nadie le había parado los pies. El presidente Mesa, un señorito intelectual, le plantó cara y le formuló acusaciones muy duras. Desde entonces, comenzó a descender la popularidad de Evo. Nadie se había atrevido a criticarle, la prensa lo trataba muy bien. La gauche divine europea lo apoya y lo financia como supuesto redentor de los pobres, cuando es un agitador como otro cualquiera. Evo es un factor de atraso que multiplica la pobreza.
-¿Evo Morales es más político o más dirigente sindical?
-Es un agitador que se adorna con el populismo. Un agitador populista, un representante del altermundismo que combate a las multinacionales y al imperialismo. En el exterior, Morales tiene una imagen fantástica, envidiable para un líder autodidacta, que no diré que sea analfabeto ni mucho menos, pero no creo que haya terminado el bachillerato. Aunque posee enormes cualidades de liderazgo, tiene una empanada mental en la cabeza. Con todo, es un líder; no se lo discute nadie. Pero resulta que este líder natural, que nadie esperaba que subiera tanto, se encuentra con otro líder, Carlos Mesa, que no sabíamos que lo fuera.
-¿Cómo Carlos Mesa logró aislar a Evo Morales?
-Sin que suene a despectivo, Mesa es un señorito con grandes cualidades intelectuales. Y Evo es un proletario. Llegaron a un nivel de enfrentamiento muy alto. Por primera vez, Mesa lo critica con dureza, lo que originó una reacción de la mayoría silenciosa, que callaba por temor; de repente, comenzó a dar señales de vida. En los últimos días, a Evo Morales lo insultan en la calle, le tiran piel de plátano. Nadie se había atrevido a humillarlo así. Lo peor que le puede pasar a un líder con una imagen sólida es que se le pierda el respeto, porque empieza su caída. Ahora, Evo Morales aglutina a la izquierda más radical. Hace unos meses, la clase media lo veía con simpatía. Su creciente dogmatismo le restó el apoyo de sectores moderados.
-Usted ha denunciado una operación subterránea para que Bolivia no explote su gas y petróleo.
-Según informaciones de técnicos petroleros, un artífice de esta operación sería el propio Hugo Chávez. Venezuela es el principal proveedor de crudo y gas en América Latina. No le conviene la competencia. Hace doble juego. ¿Para qué exalta y financia a Evo Morales? Para que se invaliden las inversiones que puedan competir con Venezuela. Evo es el eslabón que le faltaba al régimen chavista para encadenar a Bolivia a su revolución bolivariana, que es una combinación de populismo, socialismo, indigenismo y autoritarismo. Evo tiene cierto eco en Perú y Ecuador, países con condiciones parecidas a Bolivia. No me extraña que al presidente peruano Toledo le preocupe lo que pasa.
-¿Es blando el presidente Mesa?
-Mesa prometió no usar la fuerza. Eso es bonito, angelical, pero la gente no es angelical, sobre todo en una sociedad desarticulada y llena de problemas como la nuestra. Mesa se ha pasado de angélico. Se puede ser ángel pero no arcángel.
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