Zañartu Internacional*
Antes de la llegada de los españoles América no era América. Después, esta parte del globo fue el Nuevo Mundo, las Indias, El Dorado y Jauja, para con el tiempo convertirse en la Gran Nación Americana, Suramérica, América del Sur, Latinoamérica, Hispanoamérica, Iberoamérica, Indoamérica, las Américas, el continente hermano, los trescientos millones y más apelativos según quien se arrogase el derecho de nombrar. Sin olvidar que para los estadounidenses, pragmáticos ellos, esto es su ´backyard´.
América Latina ha sido todo eso; y tanto nombre, además de motivo para andar mareado y desorientado, ha sido otra de las razones del constante vaya y vuelva a propósito de la identidad, una cuestión casi ineludible, y para algunos hasta angustiante. Preguntas y más preguntas, provocadas por cómo han sido construidas las naciones y por las múltiples fracturas sin soldar en su interior.
A estas alturas, sin embargo, una ironía del destino sitúa el debate en un punto bien interesante pues aquello que pueda ser América Latina, cada día más cerca del despeñadero, ya no se circunscribe en un marco geográfico concreto sino que se esparce irregular y heterogéneamente por los EE.U. y porciones importantes de Europa.
A caballo entre los siglos XIX y XX Europa exportó aglutinante social para el ´melting pot´norteamericano. Ojalá América Latina esté exportando en estos momentos un poco de disolvente para todo aquello que necesita ser cuestionado con ironía y jodedera en muchas partes. Y que de paso diluya la sal de la tierra.
* Extracto del artículo “Con Todos los Hierros“, del colombo-catalán Raimond Chaves aparecido en la revista Culturas del diario La Vanguardia. nº 138. 9 de febrero de 2005
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