Ronny T., un adolescente “limpio” desde el punto de vista policial y a quien no se conocía la más mínima relación con el mundo del delito, murió a consecuencia de una chiquillada llevada hasta sus últimas consecuencias, han concluido los investigadores, que tratan de dar con los integrantes de la banda de “latin kings” que el martes acabó de una cuchillada con la vida del joven de origen colombiano junto al instituto Sant Josep de Calassanç de Barcelona. Mientras tanto, los padres de los alumnos volvieron a interesarse ayer por la seguridad en los accesos al centro.
Reynaldo T. se mantiene firme. La cabeza alta, la mirada fija en su interlocutor, la amabilidad por norma, la educación por origen. Reynaldo, el padre de Ronny, aguanta el tipo. Organiza el funeral por su hijo –se oficiará hoy, a las 13.30 horas, en el tanatorio de Collserola–, contesta montones de llamadas, recibe a las visitas, las condolencias, atiende a la prensa, organiza la familia. “Las cosas son así”, dice, en su domicilio del distrito de Sant Martí, a apenas diez minutos, a paso lento, del instituto Sant Josep de Calassanç, donde estudiaba su hijo. En Colombia, Reynaldo, que hace años se trajo a la familia de Bucaramanga –aunque allí se quedó Ronny, el pequeño, hasta hace un par de años, y otro hermano, el mayor–, fue policía por profesión y amante del ciclismo por afición. “Uno de mis hermanos me dijo que aquí, en España, podría encontrar algo relacionado con las bicicletas –dice–. Así que me vine: ya lo ve, ahora las construyo. Acababa de regalarle una mountain bike a Ronny; casi no la había estrenado.”
Rosa, su esposa, apenas escucha la conversación. Ella va y viene, de la cocina al cuarto de Ronny, o al salón. En el salón han montado el rincón de los recuerdos. Apiladas sobre la mesa hay montones de fotos de Ronny: de bebé, de niño, riendo, abrazado a su madre, hace apenas un mes, en Montserrat. Rosa habla maravillas del instituto, de los compañeros de Ronny, de la “caridad humana” que le está permitiendo llevar adelante esta historia. Sin embargo, maldice su mala suerte: “¿Qué hice mal? Quise sacarlo de Colombia, y mira lo que pasó”. Se culpa sin merecérselo.
El lugar en donde murió Ronny y sus alrededores están invadidos de flores, velas y mensajes de sus compañeros, algunos de los cuales reproducimos aquí respetando la grafía de moda.
“Te merecías el cielo, pero no todavía”. Tus compañeros (varias firmas)
“Hasta siempre, Ronny”. Ion, Edu, Lorena.
“¿Kuantes morts + hi haurà?”
“Dios maldiga esa mano!! Esa mano asesina!! que tu vida segó”. Antonia S.
“IL GATO (no ha muerto)”. Amanda
“Aki murió mi amigo Ronny, siempre te recordaré”. Kran.
“¡GORILLAZ! Eres el mejor y siempre lo serás.
“Se Ronny!! Wapooo!!”. Gemma
“Nunca te olvidaré” (nota en un ramo de flores blancas).
“Akí Ronny dio su último suspiro. Ronny jamás te olvidaremos”. Varias firmas
“Te recordaremos siempre”. Una larga lista de compañeros
“RONNY” (escrito dentro de un corazón dibujado).
“Per la convivència, no a la violència” En nombre del instituto
“¿Kien llenará el vacío de nuestro corazón?”
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