Era un reencuentro esperado. El mismo lunes (uno de los días más calurosos del verano porteño: 32 grados) en que se enterraba –con discretos honores militares– al general Galtieri, que organizó una guerra de las Malvinas que precipitó el fin de la dictadura militar, “el catalán”, es decir, Joan Manuel Serrat, reapare-cía en el teatro Gran Rex de la capital. “A Galtieri sólo le llora Johnnie Walker”, tituló –sarcásticamente– el diario bonaerense “Página/12”. A Serrat, en su triunfal debut, le aplaudieron y vitorearon 3.208 personas, el aforo completo del Rex, el mayor teatro de la capital, situado en la populosa y céntrica avenida de Corrientes. El Nano, como aquí se le conoce popularmente, llegó con sus “Versos en la boca” y la complicidad estalló desde el primer momento.
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